Virgo

Nacimos enamorados,
con fiebre de deseo,
entre sombras oscuras
y obscuros vestidos
fue que nos crecimos en amor.

Cuando me contaron
sentí frío, sentí el pecho oprimido,
el más horrible y áspero
momento del día,
el más agrio y lacerado momento de mi vida.

Tiemblo al mirar mi corazón,
engullido por dos llamas perpetuas,
una de amor y otra de desolación.
Estruendosos truenos y rayos,
armazón de orgía robando mi sueño.

Vaga armonía existe
entre lo que siento y lo que quiero,
no tengo lo que siento,
ni quiero lo que tengo,
porque me siento culpable de no estar deprimido.

Los invisibles suspiros
que salen de mi alma,
aquellos que no dedico, pero los tengo,
como un vagabundo y su libertad,
como un arriero y el camino que ha de andar.

Nuestra pasión fue el nudo
que nos mantuvo a flote
en los peores momentos, en la soledad.
Porque tu mirada y tu sonrisa
me podían mentir felicidad diario. Diario.

Néctar dulce, miel más dulce aún,
las mentiras de tu cuerpo y tus labios,
las mentiras de tus manos y suspiros,
las mentiras que sólo me decías a mi,
las mentiras que hoy no termino de comprender...

Temblando, me clavo una astilla,
al escuchar lo sucedido,
hojas de un árbol que jamás regresarán,
luz temblorosa de candela por morir,
¿a dónde vengo sin pasos por andar?

Su mano fuera de mis dedos,
su mirada, alguna vez funda de mis ojos,
fuera de la luz, obscura sombra. Lejana.
Hemos vagado tanto, y muerto,
que huir sería volver a encontrarnos.

La luna es un abanico
y el sol es, siempre, él mismo.
Ella es la que cambia, y cambia,
y yo, siempre, soy el mismo.
Callado y esperando en el umbral.

Cuando me dieron la noticia
todo se derrumbó.
¿Han visto un rompecabezas
caer de la mesa donde se estaba armando?
El secreto por fin salió al vuelo
al campo, como una halcón blanco.

Después, yo lo he olvidado todo...

Mariposa

El grito de la mariposa.

Empapado en ternura.
Yo vuelo y a veces tú no estás,
a veces tú te vas y yo te sueño, más y más.

Es una avalancha, esto de crecer,
es el sonido del mar,
es la lluvia lo que nos da amor.

Yo seguiré sanando las heridas
que recogí por el pasado,
prefiero esto a vivir sin ti.

Cómo curarse una cruda mortal.

                                 

                                     Paso número uno: Ordenar, con calma una cerveza artesanal:



Paso número dos: Acercarse la cerveza a la boca:




                                                      Paso número tres: beber la cerveza:




                                      Paso número cuatro: que se te suba, te marees y no te acuerdes de nada





Patria Perdida

De aquí me voy,
de ti, amiga bandera y patria perdida,
perdida como un cometa robada por el viento,
o una estrella fugaz en una noche nublada.

Estaré sin estar, como un horizonte en un cuadro,
pero me iré para siempre.

Seré, yo, un paria.

Te dejo, patria perdida, en manos de chacales,
de hombres carroñeros que te deshacen,
que te robarán y te deshojarán
hasta que decidan que has tenido suficiente.

Yo ya tuve suficiente,

pero no así mis contemporáneos,
y por eso me voy;
porque hoy tus hijos son tus enemigos,
patria perdida, patria mía.

Eres deshonrada, violada y asesinada
justo por aquellos que juran defenderte.
Me dueles mucho, patria perdida, patria mía.

La Despedida de Lidia

Lo que sentimos, no lo que es sonido
es lo que tenemos, Lidia.
Claro, viene otro invierno y eso es triste,
como que no hay suerte,
como que la nieve nos acongoja.

Sé muy bien de ti Lidia,
recuerdo muy bien al que fue,
otro me veo, pasajero y ciego.
Lo que sentimos Lidia, no lo que es sonido
es lo que tenemos, nada sino el instante.

Despídete más despacio Lidia,
que la muerte no es grata, 
Lidia.

¿Y el resto, Lidia?
No me entiendo con esta gente,
añaden hojas a mi vida, en blanco o mentirosas.
¿De qué me sirven las mentiras, Lidia?
Tuve abrumadoras mentiras contigo, Lidia.

El mundo está muy grave Lidia, muriendo.
La existencia clara y la que era ebria,
todas van desapareciendo, Lidia. Todas.
Esta muerte no me deja hallarme en el papel.
Los deberes se están ardiendo, adiós Lidia.

No, Lidia, yo no me estoy despidiendo,
es la Muerte la que forza las desgraciadas partidas.
No habrá otra vuelta de carrusel, ni azúcar en el pastel,
ya no habrá más "Lidia con su vestido azul",
el que tanto me gustaba, era tuyo Lidia.

Ahora más vale lo que vale,
más valen los besos que diste,
pero a otro que no fui yo, y
resulta que el único en tu muerte soy yo.
Sólo yo te acompaño mientras mueres Lidia.

Rosas

Si a cada cosa hay una rosa que la espina.
¿Por qué no habrá una rosa en mi jardín?
Es en mi jardín que las rosas deben crecer,
pues que yo me siento a escribir cosas.
Veo claramente que no hay rosas en mi jardín,
hay lirios y hay azucenas, pero no hay rosas.

Saudade Reprimida


Eu sou tua saudade reprimida
Sou o teu sangrar ao ver minha partida
Sou o teu peito a apelar, gritar de dor
Ao se ver ainda mais distante do meu amor

Lidia y sus joyas

¡Suéltame la mano, Lidia!,
estoy cansado de cambiarte los besos,
cansado de pensar si cuando estás con otro
gozas o no gozas.

Ya no puedo seguir así, Lidia,
amémonos tranquilamente, pensando que
podríamos, si quisiéramos, estar sentados
oyendo nuestras tranquilas conciencias, Lidia.

Ya no conocerías más banqueros,
ni españoles, ni portugueses,
ni toda esa gente que sube a barcos, que toman parte en la mar,
serás la pagana que vive en mi regazo,

que sueña en mis brazos,
serás, Lidia, mía, muy mía,
si así lo decides,
di que lo deseas, por favor, Lidia.

Mientras que te decides, Lidia,
¡suelta mi mano, Lidia!,
que me lastimas con tu anillo,
con tu brazalete, que otro te regaló.

Saudades

Antes que nosotros estaba el río,
pasaba cuando había agua
y las hojas no hablaban
y las agujas no veían.

Pasamos agarrando los guijarros.
Le quitábamos ruido al río,
existían aún hojas en silencio,
aún se rumoreaba del paso del viento.

Intentemos, pues, abandonarnos,
darle al río el esfuerzo de olvidar,
y no querer más la vida,
dejar el ruido para las ramas, pues.

Inútilmente jugamos a ser adultos.
Sólo nosotros somos nada a través del mudo bosque,
ya no saludamos a las hojas,
sin querernos, la vida realmente no sirve.

Aquí, pues, en la orilla, del río,
dejé mis huellas y mis saudades,
¿qué será de ti en tu muerte?
Por encima de todo está lo irremediable.

Irrelevante

Nuestro amor es una copia fallida
de los besos que, con ellos,
sabes que amas a, de verdad, alguien.

Todo es todo, y más frío está el río;
no es del amor morir ahogado y congelado,
mas adorar debemos
las caricias en la penumbra,

porque visibles a nuestra piel
son las caricias como las reales flores
y en su sereno seno
arderemos en el juego.

Lidia

Ay, Lidia,
esto no es vida,
esto no es vida
si hay tanta amargura.

Si la noche canta,
o entra la madrugada,
que importa, Lidia,
¿qué importa?

Importarán las lluvias,
los sueños realizas,
el enmudecer en  sabiduría,
¿algo de eso importa, Lidia?

¿Por qué estoy tan cansado, Lidia?
No descanso cuando duermo,
mis piernas están pesadas y alambradas,
la panza es la guerra y todas sus batallas,
la cabeza, sí, la testa, Lidia, ay, ¡cuánto duele!

Será, ¿será que me estoy muriendo Lidia?
¿Es esto la entrada de la noche de todas mis vidas?
Ay Lidia, no soy joven ni soy viejo,
¿qué soy, Lidia, qué soy?

Albergué, tal vez, algún sentimiento que no debí,
un huésped de esos que tiran migajas y dejan el agua correr y correr,
la luz prendida todo el día, seguro tengo algún sentimiento así,
eso es lo que debe ser, Lidia,
no puede ser que esté muriendo, ¿verdad Lidia?
Es interesante.

En esta sociedad "moderna" las cosas no han cambiado tanto.

¿A qué me refiero?

Pues a las relaciones de pareja.

Últimamente he visto que no importa que tanta supuesta apertura haya, las cosas no cambian, las mujeres buenas encuentran hombres buenos.

Y en muchos casos antes de los 30 ya están casados.

Tejido cicatrizado

Con las aves compartiré esta solitaria vista.