La Despedida de Lidia

Lo que sentimos, no lo que es sonido
es lo que tenemos, Lidia.
Claro, viene otro invierno y eso es triste,
como que no hay suerte,
como que la nieve nos acongoja.

Sé muy bien de ti Lidia,
recuerdo muy bien al que fue,
otro me veo, pasajero y ciego.
Lo que sentimos Lidia, no lo que es sonido
es lo que tenemos, nada sino el instante.

Despídete más despacio Lidia,
que la muerte no es grata, 
Lidia.

¿Y el resto, Lidia?
No me entiendo con esta gente,
añaden hojas a mi vida, en blanco o mentirosas.
¿De qué me sirven las mentiras, Lidia?
Tuve abrumadoras mentiras contigo, Lidia.

El mundo está muy grave Lidia, muriendo.
La existencia clara y la que era ebria,
todas van desapareciendo, Lidia. Todas.
Esta muerte no me deja hallarme en el papel.
Los deberes se están ardiendo, adiós Lidia.

No, Lidia, yo no me estoy despidiendo,
es la Muerte la que forza las desgraciadas partidas.
No habrá otra vuelta de carrusel, ni azúcar en el pastel,
ya no habrá más "Lidia con su vestido azul",
el que tanto me gustaba, era tuyo Lidia.

Ahora más vale lo que vale,
más valen los besos que diste,
pero a otro que no fui yo, y
resulta que el único en tu muerte soy yo.
Sólo yo te acompaño mientras mueres Lidia.

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