Tuve un hijo que murió
y es el peor dolor que hay.
Es peor que perder los sueños,
de dejar de creer en uno mismo,
de darle la espalda al amor.
Es peor que dejar de reir,
es peor que no sorprenderte de nuevo,
peor que ser el último.
Perder un hijo es peor que ser olvidado,
que no poder nunca perdonar,
peor que vivir resentido.
Es peor que todo eso,
porque perder un hijo es la suma de todos los males.
Porque perder un hijo es peor que todo lo anterior, pero la suma de todos los males; es matarlo.
ResponderEliminar"Para ese dolor no hay palabras –sólo la poesía puede acercarse un poco a él, y ustedes no saben de poesía–. Lo que hoy quiero decirles desde esas vidas mutiladas, desde ese dolor que carece de nombre porque es fruto de lo que no pertenece a la naturaleza –la muerte de un hijo es siempre antinatural y por ello carece de nombre: entonces no se es huérfano ni viudo, se es simple y dolorosamente nada–" Javier Sicilia.
Cierto.Muy cierto.
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