A mi leona, que con mordidas se sacia de mi,
con fuerza y deseo muerde mi cuello, expuesto,
no le temo a tal temperamento.
A mi leona, que siente que debe proteger todo,
que es responsable cuando no tiene que serlo,
y se queda despierta.
A mi leona, que es bella, fuerte y rápida,
hábil, hermosa y simplemente majestuosa,
a mi leona le doy mi corazón.
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