Celoso del viento que te acaricia,
envidioso de la mano que
te mueve el pelo de la cara
y después besa tus labios con los suyos.
Adolorido de tener el corazón
expuesto y sangrando en mis manos,
y parado en el día mas oscuro,
tropezando entre las líneas,
yo no tengo ni excusas ni razones.
Celoso del sol que te calienta.
Celoso del agua que te baña;
envidioso de que sueñes
y yo tenga pesadillas de escaleras
y de serpientes.
Envenenado por mordidas de sierpes
muchas veces ni me acerque al reptil
pero sin embargo acabé tropezando en él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario