sería escribir y cambiar el mundo.
Pero el proposito en la vida
de mis palabras no es cambiar
al mundo,
sino permanecer ocultas.
Mis palabras no quieren morir,
sino crecer en corazones abandonados
y en ellos encontrar un hogar.
Yo las escribo del mío que esta roto,
y se trata constante de reparar
pero no se puede, le falta algo especial.
Palabras corran a corazones que las necesiten
vayan a sanar y a mantener la ilusión;
que yo les seguiré encontrando un lugar
aunque sea fuera de este corazón.
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