El frío oprimido no quiere oír ni una palabra más.
Le duelen las voces de sus amores,
y la distancia entre sus oraciones.
Ojos de nostalgia, tumba y cuna,
como nidos y madrigueras que ocultan escarcha.
Llena la noche al alba, el sol se vuelve estrella apagada,
una luna reseca muere ante la luz que se marchita.
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