Y como abeja en busca de miel
yo te agarro por la cintura
con mi mano fuerte pero fiel.
Permítete
permitirme una pintura
darte una leve tintura
y disolverte de principios
que te cubre en gris.
Descubre colores ondados, achulados
para aquel aladro, que viene en septiembre,
de hojas que me lleva a,
temprano por octubre,
tintura siempre resoluble.
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