Cara de Fuego

Un espíritu,
una deidad,
que no se deja manosear.

Una latitud que no encuentra lugar
en una atmósfera voraz.

Este espíritu sin devoción
se yuxtapone sin un par
y sus plegarias cabalgan a un precipicio vertical.

La indiferencia surge de nuevo,
me escurrí lejos de tu cuerpo;
me convierto en viento
y todo este tiempo se destruye, lento.

Vi pasar
tu cara de fuego
entendido así que vives del ego
sin importar cubrirme en silencio
me escondí dentro del eco.

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