Oda a la Mujer

Sentía como cicatriz la luz del sol.
Un sol encerrado, condenado a morir.
De cerca se detiene a mirar,
estremeciendo y pulsante el corazón
le bajaba por el brazo.

Indiferente vigilaba que no se fijaran en ella.
No le molestaba la fatiga,
ni la incomprensible excitación del hombre.
Lo que le descocía la compostura
era quitarse de la mano la culata
y tener que valerse más por sus piernas que por sus armas.

Mujer valiente que prefería morir luchando
que vivir huyendo

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