De tu boca, dueño.

No conforme con tu despedida,
te seguí,
seguí tus pasos,
los seguí hasta que mis manos
dejaran de preguntar tu paradero
y te abrazaran,
como las estrellas a las noches.

No es la noche, ni el eclipse,
no es la incomprensión
del artista, ni del poeta,
ni la falta de remedios
de las mañanas a tu lejanía,
es el amor lo que me lleva.

De tu boca quiero ser dueño,
como la luna es del cielo,
de tu pecho quiero ser corazón,
de tus manos el único receptor,
de tu alma el vestido.


1 comentario:

  1. Mis manos, mi boca y me pecho han elegido bien y aun mejor mi corazón, que siempre lo supo. Es de lo mas lindo que tienes y mi favorito por mucho.

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