Me espían mis sueños,
me juzgan por mi forma de soñar.
Se meten donde no deben
y sacan cosas que escondo.
Me espían mis sueños,
y mis manos los comparten.
Por más que lo evite,
mi alma domina a mi cabeza.
Son mis sueños, compartidos,
son mis anhelos, repartidos.
Mis sueños son como tu boca,
siempre un pecado, de rojo y de miel.
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