Las Horas

Tráfico aquí, tráfico allá.
Manejaba más de cinco horas por verte una.
Manejaba más de seis por verte un cuarto de ella.
Había veces que ni cuarto ni habitación;
me mandabas al sillón por algo que no era mi culpa,
conmigo cobrabas los cheques que alguien más te dio.

Ni te pegué ni te fui infiel,
ni le regalé por breve que fuera la mirada a alguna otra mujer.
Yo era para ti, yo te quería para mi.

Horas pasaba pensándote, esperándote.
Horas enterrando mis ganas de correr a ti,
porque tú no podías librarte un instante de tus padres
para ir al cine y a cenar conmigo.

Horas abriendo la ventana para sacar las lágrimas,
horas limpiando mi cuarto, pretendiendo que fuera mi corazón,
te felicito por haberme olvidado, algo que yo no consigo.

Horas en un sillón platicando mis problemas,
horas combatiendo contra el pasado
y mi padre abusador para darte lo mejor de mi.
Horas que la soledad acarició mis costas
y me robó de toda la felicidad.

El único enemigo al amor es la distancia. Y su archienemigo es el tiempo.

Horas vestido de un superhéroe tan mortal y frágil como un tulipán,
como un girasol, como una rosa, como una lila,
combatiendo al tiempo y la distancia,
para quedarme vacío. Vacío y olvidado.

Las horas pasan y seguirán pasando,
y yo voy a recordar por siempre que me dijiste lo que más miedo me daba;
me dijiste lo que más me podía doler.
Y lo dijiste dos veces.

Las horas pasan, como la lluvia.
Si estas bien acomodado las gozas,
si estás perdido en la jungla, te inundan.

Si estás luchando, te ahogan. Las horas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario