Piel con piel, ladrando besos
como perros, fundiendo hierros,
tus uñas en mi pecho,
la sangre cobra su propio aliento
y alienta el ardor del propio alcohol.
Mentiras que avientas,
con fúricas descargas,
cargas las armas y los dientes
afilas, los hilas en collares de dolor.
Responde y ponte a ponderar:
cacofonía inconmensurable y censurable
que se toma, como vil y puta broma.
Cargas las armas para dar muerte,
muerte, suerte, comunalmente sepultado.
Sol pesado, en básculas, como un ganso.
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