Obesa oveja de placeres bucales,
objeto de engullir, de tragar.
Ere patética, aestética, sintética
puerca porcelana, vicio popular.
Tienes, eres, comes, eres peste,
ensucias los dientes,
el cuerpo, las arterias y venas
de asqueroso y glauco veneno ponzoñoso,
grasoso, ser perezoso, bochornoso,
cerdimiento inmaculado en tus lípidos estacionados.
La muerte, bella y flaca,
¡ay, delgada calaca!,
se siente insultada
por tu hipida, inmunda panza.
Anda, regálame una danza
de fritangas, asco, fiasco,
fiasco si demonios obesos reinaran;
no habría mullida maldad,
siempre estarían procrastinando
en festines, intestinales bacanales,
bautizando a los platos con sus dedos
y bífidas lenguas, a leguas la porquería
engordadura.
¡Ay obesidad!
Hay mucha pinche obesidad.
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