Primor de sencilla libertad,
las noches siempre nos alejan
y nuestas mañanas se desean
para estar cerca.
Pareciera forzada la lejanía,
pareciera que nos acostumbranos a faltarnos,
pareciera que ya nunca nos tocamos.
Yo no conozco el fin,
pero espero que cuando me toque
su principio conocer,
una sonrisa tuya, antes,
como mínimo ver.
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