El mar

¿Existe un amor tan constante
como olas en un mar?
No importa que a veces ruga,
que a veces erosione rocas,
que destruya castillos,
que imponga respeto y de miedo.

Yo he nadado muchas costas,
luchando contra corrientes
que me empujan a mi muerte,
no tengo miedo al mar.

El mar, por más cambiante que sea,
siempre es algo digno de admirar,
es un momento de calma y tranquilidad,
es arena entre tus dedos,
nieve ante cualquier fuego,
es amor por lo simple, por lo natural.

Nada se siente mejor que el sol y la sal,
que las huellas en la costa y el agua
jugando coqueta a intentarlas borrar.
Jamás lo logra hacer, porque la memoria
de haberlas dejado, vale mucho más
que sus travesuras de hacerlas olvidar.

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