El necio

Te amé con una intensidad impropia de la juventud,
con delirio y entrega, con humo y con devoción.
Te amé hasta el último día que me permitiste hacerlo,
y aún en ese momento yo me excedí.

Eres la mujer más hermosa que mis ojos contemplan,
pensaba en ese momento y durante muchos otros se prolongó.
No fueron momentos casuales, sino entrega causada por los años.

Tengo que confesar la verdad, yo te amaba con alevosía
y siempre que posaba mis labios contra los tuyos,
lo hacía para vivir más y tener más felicidad y llama en mi pecho.

Y ahora yo, andando en la vida, es cuando viajo solo,
sin tu presencia, sin tus besos, sin tus lágrimas y sin tus perros.
Me encuentro en la madrugada escribiendote como antaño,
me encuentro recordando que seguro, ya me olvidaste.

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