Tengo un tenedor por lengua.

Tengo una camisa rota que debí mantener limpia.

Tuve una chica que me hizo poner mi cabeza en la estufa,
diciéndome que estaba el cielo allí dentro,
que quemaba todo, que toma lo que quiere,
y descubre lo que entierras.

Anote su número y sonambulé en mi sueño,
sentía todos mis nervios caminando hacia al mar.

Tuve una chica que me dijo que tomara carbón caliente
en mi dedos y lo sostuviera hasta agotarse,
que quemaba todo, y no recordaría el tacto
y tendría nuevos amigos.

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