durante unos mil años,
esperando las palabras correctas
para acercarte a mi.
Tendría que ser alguien más,
tener mi ser en otro cuerpo
para poder acercarme y hablarte,
yo se que mi esencia te gusta
pero mi presencia te repulsa.
Tu perdón es metáfora e ironía
de un marinero diciendo en el puerto adiós
y no de frente besar un hasta luego.
Yo no soy paciente para esperar
y no quiero esperar los mil años
a que la inspiración llegue a mi
o te deje tu orgullo de castigar.
Cuando los dioses a alguien quieren castigar
lo dotan de soberbia y arrogancia,
lo que no me cuadra es el ¿porqué
yo siento el rigor de tu castigo?
Yo se que mi esencia te gusta
pero mi presencia te repugna.
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