Ni tu ni yo.

¡Qué me albergue el infierno!
Ya se lo que pronto vendrá,
tanto dolor y sufrimiento.

Ya se que viene,
lo huelo en la brisa,
me lo relata el viento

Ya sé que ocurrirá, mi alma se va a quemar,
mi cuerpo, mis ideas, mis imagenes, mis voces,
todo será ahogado con un grito.

O tal vez dos o tres o mil
todos tratando de llegar a la misma nota.

¡Pánico! Me volví a enamorar.
Caí de nuevo en tu suave perfume,
en tu risa y en el sabor a cereza de tu paladar.
Tus pequeños y corazonadas de labio.
Si veo más cosas moradas,
mesas y crepúsculos,
solo tú eres la culpable
y te irás a este infierno de eterna
transformación radical y profunda,
de un pasado inmediato
de sentimientos que nutren páginas
de desolada esperanza para aquel que no eres tu, ni soy yo.

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