La caprichosa noche

El silencio de la noche,
la delicada proeza de oscurecer
me lleva a otros tiempos
en los que los olores diferian
con los que ahora se presentan.

La callada nocturna presencia
requiere de mi parte harta paciencia
para no volverme en mis pasos
y cometer errores antagonicos
de carmesí y granate consecuencias.

No estoy solo, pero me busco el sentir,
poco a poco, tal como cae la noche,
mi imaginación le dicta a mi piel
y lo que esta tostada alcancía
guarda y proteje de todo aquel curiosos
que se atreva a observarla,
que estoy solo, que estoy abandonado,
que regrese ante tu lechosa y ridícula tez.

Pero, estrellas y la misma grande y preciosa luna,
no me lo permiten,
estas me hablan, no las entiendo,
pero su parla me excita la imaginación
que vuela como notas a mi guitarra,
que vuela como mariposas,
que violenta esos pensamientos y me deja
esperando, lento y caluroso,
acompañandose con el rocío, un pronto frío,
amanecer.

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